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Los ataques de epilepsia en perros se presentan como pérdida temporal del control muscular, con indicios variables como salivación, expulsión de orina y heces. A nivel neurológico, la convulsión se asocia con una alteración de la función cerebral, principalmente a nivel de la corteza, observable mediante procedimientos de imagen diagnóstica como el electroencefalograma o la tomografía axial computarizada.
Hasta hoy se conoce poco acerca de su funcionamiento en perros; sin embargo, se ha establecido que, más que tratarse de una enfermedad en sí, las convulsiones constituyen síntomas cuyas causas resultan aún difíciles de explicar, pero que podrían relacionarse con factores tan diversos como herencia, fallas en hígado y riñones, tumores y contusiones.
Más allá de su apariencia violenta y de la ansiedad que pueden generar, se considera que las convulsiones no son dolorosas y no suponen -al menos por sí mismas- algún tipo de peligro; sin embargo, ante su aparición resultará imperativo revisar las condiciones del entorno para asegurar que no existan elementos que supongan algún riesgo para la integridad física del can.
Como regla general, la aparición de convulsiones consecutivas y con duración superior a cinco minutos -evento denominado “estatus epiléptico”- puede considerarse un riesgo potencial de daño neurológico irreversible, por lo que cualquier incidencia reiterada requerirá de atención por parte de un veterinario, quien realizará exámenes de sangre y orina para, en una primera instancia, precisar el diagnóstico y descartar otros factores.
ALTERNATIVAS DE TRATAMIENTO
Las vías más comunes para tratar cuadros de convulsiones recurrentes en perros consisten en la administración de fenobarbital y bromuro de potasio; los cuales, una vez indicados, deberán suministrarse por el resto de la vida pues, de lo contrario, existirá de nuevo el riesgo de incremento en la frecuencia, duración e intensidad de las convulsiones. A pesar de su eficacia en el tratamiento de las convulsiones, tanto el fenobarbital como el bromuro de potasio producen efectos secundarios como vómitos, rigidez y dermatitis; por lo que menguarán significativamente la calidad de vida del can.
RESULTADOS CIENTÍFICOS ALENTADORES
Estudios recientes, como el titulado Reduction in Seizures for Dogs with Epilepsy (Reducción de Convulsiones en Perros con Epilepsia), realizado entre 2016 y 2017 por investigadores de la Universidad Estatal de Colorado, demuestran que la administración dosificada de productos derivados de la planta de la cannabis -principalmente a base de aceites orales- puede realizar una enorme contribución a la reducción y control de ataques epilépticos en perros.
En el experimento, realizado durante 24 semanas con 16 perros que presentaban antecedentes de ataques epilépticos, y durante el cual recibieron un tratamiento oral, a base de aceite con CBD (uno de los principales componentes benéficos de la planta de la cannabis), al menos un 89% registró una reducción en la frecuencia de los ataques.